Ubisoft responde a las perturbadoras acusaciones de abuso en el estudio externo
Ubisoft ha emitido una declaración que expresa una profunda preocupación con respecto a las acusaciones de abuso mental y físico severo en Brandoville Studio, un estudio de apoyo externo que contribuyó al desarrollo de Assassin's Creed Shadows . El informe, detallado en un video por parte de las personas hace juegos, pinta una imagen inquietante de las condiciones del lugar de trabajo, incluidas las reclamaciones de adoración religiosa forzada, privación del sueño e incluso autolesiones infligidas bajo coacción. Estas acusaciones, que involucran al Comisionado Kwan Cherry Lai (esposa del CEO de Brandoville), están actualmente bajo investigación por las autoridades indonesias.
Este incidente subraya un problema persistente dentro de la industria del juego: la prevalencia del abuso, el acoso y las prácticas de explotación. Si bien el abuso ocurrió en un estudio externo a Ubisoft, el caso destaca la urgente necesidad de mejorar las protecciones de los trabajadores en toda la industria. Otras acusaciones contra LAI incluyen la retención salarial y el trabajo excesivo de un empleado embarazada, lo que resulta en un nacimiento prematuro y la posterior muerte del niño.
La historia y el cierre de Brandoville Studio:
Fundada en 2018, Brandoville Studio, con sede en Indonesia, dejó de operar en agosto de 2024. Según los informes, los informes de prácticas abusivas datan de 2019, tiempo durante el cual el estudio trabajó en varios títulos de alto perfil, incluidos Age of Empires 4 y Assassin's Sombras de credo. Mientras las autoridades indonesias están investigando los reclamos y buscan cuestionar a Lai, su reubicación informada en Hong Kong plantea preocupaciones sobre la viabilidad de una investigación completa.
La investigación en curso y el tema más amplio del abuso en el lugar de trabajo en la industria del juego destacan la necesidad crítica de una protección más fuerte y la responsabilidad de los perpetradores. Las experiencias de Christa Sydney y otras presuntas víctimas sirven como un marcado recordatorio de los problemas sistémicos que requieren una reforma inmediata e integral para garantizar entornos de trabajo más seguros y saludables para todos.